¿Qué es el Síndrome de Intestino Irritable o Colon irritable?
El Síndrome de Intestino Irritable es un trastorno frecuente, que se encuentra dentro de los disturbios funcionales del aparato digestivo, junto con la dispepsia y la constipación funcional, entre otros. En estos desórdenes predominan los síntomas crónicos que pueden ser muy intensos y comprometer la calidad de vida del paciente, sin que se pueda demostrar daño o lesión significativa en el aparato digestivo.
¿Cuál es su frecuencia?
Se estima que entre el 9 y el 22% de la población occidental tiene síntomas de SII.
En nuestro país la prevalencia de SII es de aproximadamente un 12%, siendo más frecuente en mujeres (15%) que en hombres.
¿Cómo se manifiesta?
Según el último consenso definimos al Síndrome de Intestino Irritable como un desorden caracterizado por la presencia de DOLOR ABDOMINAL recurrente o persistente asociado a dos o más de los siguientes:
- Dolor relacionado con la evacuación (pudiendo mejorar o empeorar).
- Cambio en la frecuencia en las deposiciones.
- Cambio en la consistencia de la materia fecal.
Dichos síntomas deben estar presentes al menos una vez por semana en los últimos tres meses con inicio de los síntomas seis meses previos a la consulta.
Como surge de la definición, el criterio fundamental para el diagnóstico de intestino irritable es la presencia de dolor abdominal. No existe intestino irritable en ausencia de dolor con la frecuencia y antigüedad descripta. En caso de alteración del ritmo evacuatorio sin dolor abdominal deberíamos hablar de constipación funcional o diarrea funcional.
Es frecuente además la presencia de otros síntomas como la distensión abdominal, así como también la superposición con otros trastornos funcionales del tubo digestivo.
Podemos clasificar al Síndrome de Intestino Irritable en distintos subtipos según las características de la materia fecal, teniendo en cuenta la consistencia y frecuencia de las deposiciones en aquellos días en los que se produce al menos una deposición anormal.
Estos subtipos son Síndrome de Intestino Irritable a predominio diarrea, predominio constipación, mixto o inclasificable.
Esta tipificación se puede establecer confiablemente en pacientes sin tratamiento, sin embargo al ser variables del mismo trastorno, frecuentemente se trata de procesos dinámicos, en el que aquellos con predominio de heces blandas y alta frecuencia evacuatoria, evolutivamente y en forma episódica pueden presentar temporadas de heces duras y poco frecuentes.
¿Qué papel juegan los alimentos y el estrés en esta patología?
Es importante en el interrogatorio evaluar la dieta que realiza el paciente (consumo de harina, café, frutas y verduras, jugos de frutas, gaseosas, chicle, etc.) ya que la misma puede desencadenar o exacerbar síntomas así como también sucede con diferentes factores estresantes en lo psicosocial. El estado emocional suele tener un papel importante en estos pacientes, agravando la intensidad de los síntomas y la frecuencia de su presentación.
El diagnóstico entonces se basa en un adecuado interrogatorio, limitados estudios complementarios y un cuidadoso seguimiento.
¿Qué estudios son necesarios para el diagnóstico?
Los estudios complementarios a solicitar dependerán de las características clínicas del paciente, siendo los diagnósticos diferenciales más importantes la enfermedad celíaca, parasitosis intestinales (sobre todo en pacientes con diarrea persistente), intolerancias alimentarias (sobre todo fructosa y lactosa), enfermedades inflamatorias intestinales (fundamentalmente enfermedad de Crohn), cáncer colorrectal, entre otros.
Debido a lo inespecífico de los síntomas es importante la consulta médica y evitar la automedicación ya que puede llevar a un diagnóstico tardío de enfermedades graves, sobre todo en aquellos pacientes mayores de 50 años o con antecedentes familiares de cáncer de colon.
Los síntomas del Síndrome de Intestino Irritable son típicamente crónicos, es decir de larga data, por lo que se debe actuar con cautela si los síntomas son de inicio reciente.
¿Cómo se trata?
El tratamiento del trastorno, al no estar claras las causas, suele abordarse desde lo sintomático según el síntoma predominante en cada paciente (dolor abdominal, diarrea, constipación), recomendándose un esquema escalonado que se inicia con el uso de antiespasmódicos y regularizadores del tránsito intestinal, pudiendo involucrar más adelante la administración de antibióticos no absorbibles como la rifaximina o neomicina, agentes quelantes de ácidos biliares (colestiramina) o bien antidepresivos a bajas dosis que actuarían sobre la hipersensibilidad visceral (amitriptilina o paroxetina).
En todos los casos, el tratamiento adyuvante con psicoterapia parece ser de utilidad, mejorando la adherencia y resultados a largo plazo.
Lo más importante es que la persona que sufre Síndrome de Intestino Irritable tenga un diagnóstico correcto y comprenda que, más allá de las molestias, este problema no induce otras patologías como enfermedades intestinales más severas o cáncer.
Comprender la verdadera significación que tienen los síntomas y descartar patologías orgánicas, suele acarrear alivio y mejoría del cuadro. Por otra parte, se dispone para los casos más severos de diferentes drogas que ayudan a disminuir la sensibilidad intestinal directamente involucrada en la génesis de los síntomas.